“La Niña y Yo” es un libro sencillo, que a primera vista pueden parecer simples poemitas emocionados que una abuela le escribe a su nieta…pero que es, sin embargo un poemario que va mucho más allá, ya que a partir de la observación del despertar a la vida de la nieta, llega al interior del alma de la abuela, de todas las abuelas y los abuelos, de todos los mayores que en algún momento determinado nos queramos detener a observar el maravilloso descubrimiento de la vida a través de los ojos de un niño.
Diríamos que el poemario destila ante todo ternura, pero hay que resaltar que cada poema es una nota de asombro, no solo ante ese despertar de la niña, sino ante el descubrimiento personal, ante el propio despertar. Porque la pequeña, sin saberlo, está removiendo el alma de su abuela y haciéndola vivir nuevas sensaciones, saborear emociones frescas libres del poso que la vida inevitablemente ha ido dejando, y que ahora, ante esta nueva experiencia de felicidad que supone ver crecer a su nieta, están aflorando.
En estos poemas nos cuenta, o mejor diríamos, se cuenta, porque a veces parece que escribe solo para dejar constancia para sí de lo que ha sentido en un determinado momento, y para que la niña, cuando pueda entenderlo, sepa lo que fue capaz de despertar en el alma de su abuela.
Seguramente cualquier abuela/o que me escuche y que lo lea entenderá de lo que hablo, de lo que Julia Gil siente y escribe. Pero para cualquiera de nosotros, los adultos que sobrevivimos bajo el peso de la vida, de las preocupaciones cotidianas y la incertidumbre que nos produce el mundo que nos rodea, para todos nosotros, la lectura de este libro es un baño de frescura, una medicina para el alma, que nos
conduce al estado puro, a la inocencia y a la ilusión que todo niño siente cuando empieza a descubrir el mundo y que a todos, aunque sea tras la apariencia de un verso, nos hace tanta falta.
M.J. Alvarado
Las Palmas de Gran Canaria, 1 de febrero de 2013